miércoles, 19 de enero de 2022

UN CLÁSICO DEL TERROR PARA UNA NOCHE INOLVIDABLE

    Ayer fue noche de clásico, de terror, de PSICOSIS. Sin duda una de las mejores obras que se han filmado jamás, con un final, como mínimo sorprendente, como solo un genio como Alfred Hitchcock era capaz de filmar.

    
    La película no pierde su esencia por muchos años que le pasen por encima y creo que esa es la mejor definición que uno puede hacer de CLÁSICO del Séptimo Arte. Supongo que en algún momento Garci la pondrá en su programa, en cualquier caso, desde mi punto de vista es toda una obra de arte y el mejor punto de partida que el género Slasher pudo tener, pues, aunque no estoy seguro de que fuese la primera filmación de este estilo, lo que todos tenemos claro es que fue cinta que consagró este tipo de cine.

    La película cuenta con hermosos fotogramas en b/n, un reparto que está impresionante durante todo el metraje, empezando por un Anthony Perkins impecable, icónico y terrorífico que no deja indiferente a nadie.

    Una noche de Psicosis, es una velada para recordar, tanto en soledad como en buena compañía, es una noche de buen cine, de arte y espectáculo inolvidable.

    PSICOSIS, es una obra maestra que me gustaría poder visualizar en una pantalla de cine, pero por desgracia, eso hoy día, es mucho pedir.







martes, 18 de enero de 2022

LA BICICLETA, OBJETO DE FELICIDAD

 

La bicicleta, un objeto maravilloso que llena mi vida de instantes felices. ¡Gracias a los voluntarios del Programa RODANDO, por darnos cada lunes la oportunidad de disfrutar de semejante privilegio.


Después de tantas caminatas, ya tocaba el momento de volver a subirse a la bicicleta, ayer lunes 17 de enero, por fin volví a disfrutar de una tarde de paseo sobre ruedas. Una buena actividad para fortalecer las piernas, disfrutar de una buena compañía y algún refrigerio de media tarde. ¿Qué más se puede pedir, tocar la luna con los dedos, tal vez?, lo que tengo cada día más claro es que al bicicleta es uno de los objetos que más felicidad me han aportado en esta vida.



viernes, 7 de enero de 2022

CAMINO DE SANTIAGO: Mi primer artículo para LA VOZ DE GALICIA

 

El sueño de llevar mis pasos hacia el Santiago Apóstol

SERGIO GONZÁLEZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Sergio González, con el equipo de Rodando, en la quinta etapa de su reto ya completado del Camino de Santiago
Sergio González, con el equipo de Rodando, en la quinta etapa de su reto ya completado del Camino de Santiago RODANDO

Por Sergio González

07 ene 2022 . Actualizado a las 13:15 h.

Hay sueños que permanecen aletargados mucho tiempo, a veces, por miedo, otras veces por pereza, o simplemente porque piensas que siempre estarás a tiempo de poder realizarlo. En algunas ocasiones se trata de pequeños deseos, pero otras veces pasan a ser grandes epopeyas, entre estas últimas me gusta colocar un viejo deseo que anidaba desde hacía años en lo más profundo de mi ser; se trataba de hacer el Camino de Santiago Portugués a pie Tui-Santiago de Compostela. Quien piense que tampoco se trata de algo del otro mundo, que sepa que cuando el protagonista de la historia es una o varias personas con una discapacidad, se equivoca totalmente. Siempre fui consciente de que un proyecto como el que empiezo a narrar aquí, no podía realizarlo solo, pero la verdad es que la mayor parte de los grandes proyectos se forman en torno a un colectivo. Por suerte, en lugar de ocultar mis anhelos, de guardarlos como las frustraciones y lamentos que te avergüenzas a dar a conocer, el pasado mes de septiembre, después de completar la Ruta da Pedra e da Auga en el Ayuntamiento de Meis y quedando muy satisfecho con la experiencia que me habían regalado, Silvia, Gema y Montse, se me ocurrió preguntarle a la primera de estas tres almas angelicales, si sería viable que alguien en mis circunstancias, sería capaz de realizar el Camino de Santiago Portugués por etapas, pues era algo que anhelaba profundamente. Simplemente, lo dejé caer, pensando que, en caso de ser viable, algo que dudaba mucho, sería costoso de organizar, habría que estudiarlo, quizá esperar al verano siguiente, e incluso solicitar apoyos, etc. Que equivocado estaba, al menos en parte. Para sorpresa mía, al día siguiente, Silvia ya me estaba ofreciendo un plan de ejecución.  

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Pero, ¿Por qué deseaba hacer yo el Camino de Santiago?

No se trataba de un simple capricho, o quizá sí. Tampoco es que crea firmemente que el Apóstol Santiago se encuentre enterrado ahí, porque la verdad es que se me hace muy difícil de creer, pero se trata de una de las tradiciones cristianas más importantes de la humanidad y como cristiano, me apetecía mucho hacer una peregrinación a Santiago de Compostela, escuchar la respectiva misa y obtener mi jubileo. Además, como creyente, pensaba que era el mayor sacrificio de fe que yo podría realizar, un obsequio a Dios, mostrando mi agradecimiento por todo lo que tengo en esta vida, que es mucho, y también lo mucho que le pido a diario, a pesar de mis tropiezos y renuncias ocasionales. 

«Pocos saben, que hacen muchos años, cuando yo me sentía solo a mis casi treinta años, sin una mujer que me quisiese, a la que amar y con la que compartir mi vida, yo me dedicaba a ir a la iglesia, en ocasiones varias veces a la semana y de rodillas en uno de los bancos, rogaba a Dios, tener una compañera con la que compartir mi vida, como tampoco sabe mucha gente, que poco después, en el Centro de Día Amencer, al que acudo desde hace más de dos décadas, casi tres, varios compañeros y trabajadores se las arreglaron para convencer a la mujer que yo amaba en silencio, para que me diese una oportunidad. ¡Gracias familia Amencer!» 

Sin restarle el menor valor a su labor, la cual me parece de verdadero acto de amor hacia mí, siempre guardé en los más hondo de mi ser, la certeza, de que entre tanto esfuerzo por parte de mis compañeros, también había una pequeña ayuda divina por medio.

Por otra parte, cada vez que estando sentado en alguna cafetería o simplemente caminando por la calle, me cruzaba con algún peregrino, siempre sentía una sana envidia en mi interior mientras pensaba «Como me gustaría poder acompañaros, chicos». Pero por desgracia, debía hacer acopio de todo mi realismo y convencerme de que no se trataba, muy a mi pesar, de una meta a mi alcance. Por suerte, Silvia, Gema y Montse, me la liaron para darme una lección de vida y demostrarme todo lo contrario.

LA FAMILIA PEREGRINA 

Cuando propuse mi idea a Silvia, lo hice pensando en un pequeño proyecto, como un reto personal, íntimo y no esperaba que tuviese demasiada trascendencia. De pronto me entero de que mi amigo del Grupo Rodando Jenner David Ludeña de 28 años y afectado por condrodisplasia metafisaria tipo Jansen, también se sumaba acompañado por su familia y que desde la primera etapa hasta la última me dio una lección de superación y positivismo que no olvidaré jamás. Se hizo un grupo de WhatsApp y comprobé atónito como poco a poco se iba sumando gente al proyecto, alguna desconocida, ello me llevó a ponerme bastante nervioso y llegué a pensar que la cosa se nos podía ir de las manos. Pero seguí confiando en mis chicas organizadoras, despreocupándome de todo lo que no fuese prepararme físicamente con sesiones de gimnasio con el objetivo de afrontar el reto en las mejores condiciones posibles, un apartado en el que volví a tener suerte, ya que Lidia, gran amiga y fisioterapeuta del Centro de Día Amencer, se encargó tanto de supervisar mi entrenamiento previo, como de tratar los dolores posteriores a cada etapa, enseñándome ejercicios y preparando conmigo codo con codo, cada etapa. Poco a poco, etapa a etapa, fuimos sumando gente, el grupo creció considerablemente y se llegó a formar una nueva familia «Los Andarines de Rodando», que llegó a superar la veintena de personas, cada cual de su padre, que vinieron a través de diferentes contactos, de diferentes lugares, pero que traían algo en común; un corazón lleno de amor, solidaridad y ganas de aventura y superación como nunca vieron mis ojos. Pero, con el permiso de todos los demás, Jenner, fue sin duda la persona que más me influyó a la hora de completar las etapas; 

«Verlo a él, con la silla de ruedas, a veces con motor, otras empujado por voluntarios infatigables, seguir adelante por caminos de cabras, atravesando ríos, sufriendo dolores y sin poner mala cara en momento alguno, fue para mí, el mejor modelo de superación y amuleto que pude llevar a mi lado».

Pero con ello, no me quiero olvidar de Dani y de Diego, que me acompañaron en muchas de las etapas, pese a las limitaciones que ellos tienen, siempre alegres y dispuestos a dar lo mejor de sí mismo. Ante ello, no me quedaba más opción que sacarme el sombrero invisible de la admiración. A todos ellos deseo darle mis gracias más sinceras, por su ejemplo y compañía.

LA BELLEZA QUE REGALA EL CAMINO

Hacer el Camino de Santiago es gozar de toda clase de paisajes, de hermosos amaneceres y bellos atardeceres, es caminar hasta que duelen los pies, con la satisfacción y la sensación de estar haciendo algo grande, no sé si en  el nombre de un Dios todopoderoso o en el del ego de cada cual, supongo que a la hora de la verdad tampoco es necesario estar mareando demasiado la perdiz y lo único realmente importante es sentirse bien y disfrutar de cada instante de recorrido, sea cuales sea el medio de transporte, que todo sea dicho, en mi caso, fue a pie. Atravesar aldeas, ciudades o pequeñas urbanizaciones, “leiras” o terrenos particulares, algunos trabajados, otros en estado salvaje, pero todos, igual de hermosos.

También resulta muy agradable encontrarse con otros peregrinos, saludarse a través de un «bo camiño», o buen camino, en el idioma de Castilla, antes de proseguir el santo recorrido.

En nuestro caso, el comienzo de la jornada peregrina comenzaba a eso de las nueve o nueve y media de la mañana, aunque quedábamos sobre una hora antes para ir hacia el punto de partida en diferentes vehículos. Normalmente las rutas se prolongaban hasta bien pasado el medio día y no en pocas ocasiones, comenzamos a comer a eso de las cinco de la tarde, lo que convertía el envite en una merienda-cena que sabía a Maná del cielo.

En la última etapa, tras la comida se incluyó también la asistencia a la misa del peregrino en la Catedral de Santiago, a la que acudimos todos, independientemente de las creencias de cada cual. Se me dio la oportunidad de hacer una de las lecturas, lo cual hice encantado, siendo esta la segunda vez en mi vida que tengo dicha oportunidad. Nada más terminar la eucaristía, llegó el momento de coger un bus que nos trajese a todos para Pontevedra.

NECESITABA PROBARME

Pero realizar el Camino de Santiago, fue para mí algo más que una prueba de fe en lo divino, se trataba también de cuestionarme a mí mismo, de retar a mi propio cuerpo y comprobar cuales eran mis capacidades pero también cuales los  límites de resistencia que tenía mi cuerpo con la idea a ser posible, de traspasarlos. Esto también creo que lo conseguí, a pesar de que uno no siempre puede estar seguro de cuáles son sus límites, pues nuestros cuerpos tienden a sorprendernos constantemente. Y en este caso, para bien.  

Fui de menos a más…

Durante la primera etapa cometí un fallo muy importante, como no sabía lo que me iba a costar hacer el camino, no supe distribuir bien mis fuerzas y ello hizo que me cansase demasiado pronto, lo que me llevó a sufrir demasiado durante una parte del trayecto, un error que en gran medida también se repitió en la etapa que transcurrió entre O Porriño y Pontevedra, por suerte, para las etapas que siguieron aprendí la lección, conseguí distribuir mejor mis fueros y a medida que pasaban las jornadas, conseguía llegar a meta con más soltura. O eso pensaba hasta que llegué a la penúltima etapa; para aquel entonces el tiempo entre una etapa y otra había disminuido y estábamos haciendo una a la semana. Al comienzo parecía que todo iba bien, pero cuando tuve que hacer frente a la segunda etapa consecutiva, el dolor y el agotamiento hizo que tras finalizar la sexta etapa, exigiese un descanso al grupo, el cual me fue bendecido con un fin de semana lluvioso… 

El pasado domingo 2 de enero, llegamos a meta. La última etapa fue más corta, si bien es cierto que estuvo pasada por agua, aunque no tanta como yo imaginaba, supongo que un Camino De Santiago sin lluvia es como un tomarse un cocido sin chorizo ni tocino, vamos una decepción y por ello tocó mojarse un poco en nuestro camino hacia la Catedral.

ACTO DE FE

Pero hacer El Camino de Santiago no fue, al menos para mí una simple pateada deportiva divida en etapas para ver los secretos de mi tierra. Galicia. No. Si escogí hacer este trayecto sobre cualesquier otro fue por la gran importancia que ello significaba para mí como cristiano, porque en lo más profundo de mí ser, soy creyente y como tal siento una gran devoción  por el Señor. Por ello siempre me tomé este proyecto, eso sí, en silencio, como un paso hacia Dios, buscando agradarle y agradecerle todo lo que ha hecho por mí, pese a mis rechazos y deslices que como ser humano imperfecto que soy, cometo una y otra vez. Eso sí, por miedo a fallar no me atreví a realizar promesa alguna, en lugar de ello, simplemente me dejé llevar por el compromiso, alguna vez más pesado que otras, que había adquirido conmigo mismo, dejando la ofrenda religiosa para el final.

Lo que sí tengo claro, es que la ofrenda no era para pedir nada, sino simplemente para agradecer todo lo que me ha dado en esta vida, que es mucho, pero sobre todo algo muy especial que yo personalmente viví y continuo viviendo, como un don divino.

«Hace algo más de quince años yo era un hombre condenado a la soledad, sí tenía amigos, pero no tenía lo que yo más ansiaba, el amor. Soñaba con tener a mi lado a una persona que estuviese dispuesta a compartir su vida conmigo, a quererme y a dejarse amar. Recuerdo que ya por aquel entonces, amaba a mujer en silencio, pero todavía no era correspondido de la misma manera. Durante algún  tiempo desesperado, como poeta sin musa, o Quijote sin su Dulcinea, me dedicaba a ir a la iglesia a pedir por una compañera con la que envejecer, con la que compartir mi vida. Hice esto durante largo tiempo. Hasta que un día, varios amigos de Amencer Aspace, entre los que había tanto trabajadores como usuarios (Rosa, David, Meis…) lograron convencer a la chica para que me diese una oportunidad, esa joven, era Mayka, y hoy, 15 años más tarde sigue estando a mi lado al pie del cañón, aguantando mis inseguridades y regalándome fuerza, compañía y sobre todo, mucho amor. Por ello, con este Camino de Santiago, quise dar las gracias a lo Divino por semejante privilegio, no sé si demasiado tarde, pero en cualquier caso, con las mejores intenciones».

Solamente espero que sea suficiente.

¡GRACIAS!

 AGRADECIMIENTO MUY PERSONAL

Me gustaría terminar este artículo con una mención a una persona muy especial:

¡Querida Silvia!, ¡Gracias!, pues si no fuese por ti, por esa mano desinteresada que siempre nos echas, este colosal proyecto mío, jamás se llevaría a buen término. ¡Gracias!, por el tiempo que nos regalas cada lunes, cada día que hacer actividades con nosotros, aportando medios, sonrisas y sobre todo, valioso tiempo. ¡Gracias Silvia, gracias, por ser el tesoro de persona que eres, por formar parte de nuestras vidas, gracias, por existir! 

 Y como tampoco puede ser menos:

¡Amiga Rosa Domínguez!

¡Gracias a ti también!, por ser esa mano amiga, firme y emotiva que siempre me empuja hacia adelante. ¡Gracias por formar parte de esta aventura tan personal, por tu paciencia, tus consejos y por esos empujones simbólicos que a modo de cachete me das cada vez que bajo los brazos. Siempre me has apoyado cuando lo necesité y sé que lo harás en el futuro, de forma incondicional y sincera. Te quiero, te queremos.

Y un agradecimiento a todos los amigos vitales que compartieron conmigo esta aventura:

Virginia, José, Bea, Gema, Jenner, Geovany, Máximo, Montse, Tere, Khadiya, Begoña, Valiñas, Fraga, Luz, Mónica, Sara, Tamara, Julio, Ramón, etc. Pues me habéis dado el mejor regalo que un ser humano, puede tener, vuestra más sincera amistad.

CARTA PEREGRINA A SANTIAGO DE COMPOSTELA

 

EL SUEÑO DE LLEVAR MIS PASOS  HACIA EL SANTIAGO APOSTOL

Por

José Sergio González Rodríguez.

Hacer el Camino de Santiago, era un sueño que llevaba prisionero en el corazón desde hace ya muchos años, uno de esos anhelos que uno desea realizar, pero que debido a circunstancias de la vida, su ejecución se me antojaba poco menos que imposible y llegado a este punto, debo reconocer, que cada vez que escuchaba a algún amigo o conocido, sobre todo si padecía alguna limitación, que lo había hecho, sentía hacia esa persona una envidia sana, pero que me devoraba las entrañas, por el simple hecho de no contar yo con la misma oportunidad. Pero; ¿Por qué el Camino de Santiago?, primero por fe, porque soy Cristiano (Católico con reservas), porque creo firmemente en el Dios Bíblico, pero también porque se trataba de una manera de probarme a mí mismo, creo que en lo más profundo de mi ser, deseaba saber si realmente con mis dificultades físicas, yo sería capaz de hacer el Santo Camino. Por eso, en muchas ocasiones, cuando me cruzaba con los peregrinos que pasaban  por mi amada Pontevedra en busca del Apóstol, siempre sentía una sana envidia hacia ellos.

Siempre fui consciente de la dificultad de este proyecto, para que yo tuviese la más mínima oportunidad de llevar a cabo mi objetivo iba a necesitar de un fuerte apoyo, tanto humano (el más importante), como material, así como una buena organización, adaptaciones, incluyendo una separación de etapas diferentes a las habituales, entrenamiento y sobre todo mucho apoyo emocional para afrontar los momentos más duros, por suerte, tuve de la gente que me rodeaba todo eso y más, por parte de Silvia Rey y el resto de voluntarios procedentes de diferentes lugares, a través de diferentes contactos, amigos para siempre ya, que poco a poco, etapa a etapa fueron sumando sus fuerzas, para formar un grupo unido, solidario y sincero, del que espero no separarme nunca y a los que ya considero de alguna forma “familia”, por todo ello, antes de nada, quiero darle desde aquí las mis más sinceras gracias a todos.

LA FAMILIA PEREGRINA

Me gustaría hacer un inciso sobre este grupo de almas puras que me acompañó en todo momento, siempre con una sonrisa, pero también cada cual, con su cruz a cuestas y no menos pesada que la mía en muchos casos. Deseo comenzar por Jenner, a quien considero ya como un nuevo hermano, que padece condrodisplasia metafisaria tipo Jansen y que necesitó de una silla de ruedas especial que le fue prestada para acompañarme en esta aventura, creo que fu él, quien se llevó una de las partes más duras de esta aventura, pese a ello, jamás le vi poner un mal gesto en su rostro, a quejarse, algo que sin duda alguna me sirvió como agua cristalina en la que reflejarme para poder seguir en los momentos más duros, en esos instantes en los que mis piernas querían  hacer huelga y mis pies boicot, era mirarlo y sentir como una nueva energía emergente se apoderaba de mí para decirme; “Sergio, deja de quejarte y sigue adelante, ¡después de todo, esto es culpa tuya, de manera que rendirte no es una opción”, o “Si Jenner sigue, tú también”. Y entonces seguía, paso a paso, a través de caminos, carreteras, montes con  terrenos irregulares que me hacían tropezar y que en consecuencia me obligaba a apoyarme en alguna de estas amistades eternas. Íbamos a nuestro ritmo, con las paradas necesarias, haciendo fotos, pero sin desfallecer y por supuesto, manteniendo siempre la ilusión de seguir adelante hasta el final. También deseo agradecer de todo corazón a Dani y a Diego, otros dos compañeros con capacidades diferentes, que pese a sus limitaciones, nos acompañaron en esta aventura, aportando sonrisa y espíritu positivo y a los que deseo expresarles mi más sincera admiración. ¡Gracias por el ejemplo que dais! Y como no,  gracias a todo el equipo de voluntarios que nos acompañaron y nos acompañan día a día, cada lunes en Rodando, o en las múltiples actividades que sin compensación económica alguna, cedéis de vuestro tiempo, de vuestra salud, familia o demás proyectos de vida, para pasar tiempo con nosotros y que vuestra mano y a través de las muchas actividades que nos ofertáis, tengamos todos la oportunidad de mejorar nuestro ocio y con ello, nuestra calidad de vida. Sois un tesoro impagable, del cual tenemos la suerte de ser los beneficiarios. ¡Gracias!

LA BELLEZA DEL CAMINO

Hubo días en los que bordeamos o incluso sobrepasamos los 20 km de distancia. Es fácil decirlo, pero para algunos de nosotros, ello requiso de un esfuerzo que nos llevó al límite de nuestras resistencias, pero la verdad, es que el proyecto bien merecía el sacrificio. Fue necesaria mucha ayuda, qué en muchas ocasiones, los voluntarios empujasen o tirasen por nosotros a través de pendientes, de caminos a través del monte, donde eso sí, uno se encontraba con la naturaleza misma, con toda la belleza y dureza que forman parte de su esencia. Atravesamos aldeas, ciudades, ríos (que suponían un obstáculo especialmente duro para Jenner y voluntarios), tropezamos en piedras, en desniveles, hubo heridas de “guerra”, pero la aventura merecía la pena y el poder estar atravesando esos parajes eran un tesoro de incalculable valor, al que no estábamos dispuestos a renunciar. También, como no podía ser de otra manera, nos fuimos encontrando con otros peregrinos, con los cuales nos saludábamos con un “Bó Camiño” (Buen camino), íbamos a nuestro ritmo, con paradas, comiendo, bebiendo y compartiendo sonrisas, quejas y llamadas de ánimo, mientras nos fotografiábamos en cuanto lugar se nos antojaba, contemplando fuentes, merenderos, casas preciosas, lápidas o recuerdos que habían dejado otros peregrinos, visitamos capillas, bares a tutiplén, donde nos tomábamos un merecido descanso de media mañana, tras unas jornadas que comenzaban a eso de las 9:30 (Y me refiero a la marcha oficial, pues la recogida era a eso de las 8:30 A.M. o incluso antes) y no hacíamos la comida hasta finalizar la etapa, lo que en muchas ocasiones rondaba las 17:00 h perfectamente.

NECESITABA PONERME A PRUEBA

Como narré ya al principio del artículo, siempre vi en la posibilidad de hacer El Camino de Santiago, una prueba de fuego para poner a prueba mi resistencia, de conocerme un poco mejor a mí mismo, cerciorarme un poco mejor de cuales son mis fortalezas y limitaciones y debo reconocer que me sorprendí a mí mismo, y para bien. Cuando terminé la primera etapa no me lo podía creer, y tras la segunda reconozco que se me pasó por la cabeza la idea de abandonar al comprobar lo dura que se me había hecho… la tercera, se me hizo eterna, pero la idea de terminar en mi ciudad, se convirtió en un aliciente muy especial. A partir de ahí, no sé por qué, pero algo cambio, cada etapa que hacía me sentía un poco más cerca de la meta, idea que ayudaba a seguir adelante, aunque no sin mostrar mis quejas, mi miedo a no terminar y debo reconocer, que la idea de fracasar se me pasaba por la cabeza una y otra vez mientras no dejaba de pensar en lo avergonzado que me sentiría de mí mismo, si esa posibilidad se hiciese real. Creo que, por ello, durante la semana, me ponía un día sí y otro también, videos de motivación, trataba de seguir los consejos de los famosos que admiro, mientras trataba de imitar su ejemplo. Y es que, me parece muy importante contar con héroes sobre los que desahogar mis penas, mis quejas y mis lágrimas, para una vez aliviado, poder seguir adelante. Creo sinceramente que la fórmula me funcionó.

UN ACTO DE FE

Si este reto era importante para mí, no fue solamente por ponerme a prueba física y psíquicamente, sino, que se trataba para mí del mayor sacrificio de Fe en Dios, de sacrificio y devoción que yo puedo dedicarle y aunque no me atreví a hacer ninguna promesa, otra vez por miedo a no ser capaz de llegar hasta el final, sí que me tomé en lo más profundo de mi psique, este Camino, como una relación directa con Dios, una conversación interna con él y como un modo de agradecerle todo lo que me ha dado en la vida, como una disculpa por todas las iras que le dirigí, siempre sin justificación y como una manera muy personal de agradecerle, aunque fuese con 15 años de retraso, el que me diese la oportunidad de compartir mi vida con Mayka. Pues nunca olvidaré las veces que tengo ido a la iglesia, de eso hace ya mucho tiempo, para rezarle y pedirle que me diese una compañera. Y si bien es cierto, que debo darle, las gracias a mis compañeros de Amencer-Aspace de haberlo dado todo para que pudiese estar con ella, sabiendo lo mucho que yo la deseaba y amaba en silencio, también me gusta pensar, que mis oraciones silenciosas en las iglesias, que mis ruegos de rodillas, tuvieron algo que ver con todo ello. Ésta, fue mi manera de devolver el favor, si ha servido de algo o no, eso supongo que no lo podré saber.

AGRADECIMIENTO MUY PERSONAL.

Me gustaría terminar este articulo con una mención a una persona muy especial:

¡Amiga Rosa Domínguez!, gracias. Gracias, por ser esa mano firme y emocionante que siempre me empuja para seguir adelante. ¡Gracias, por acompañarme en esta aventura, por los tirones de orejas simbólicos, que me dabas cada vez que me venía abajo! Como siempre has hecho y como estoy seguro seguirás haciendo en el futuro. Porque me exiges, me aconsejas y me abres los ojos haciendo hincapié en toda la valía que llevo dentro. Un acto, del que, por suerte, también pueden gozar todos mis compañeros de Amencer-Aspace, ¡gracias por escucharme, por tus consejos, pues gracias a ellos, cada día mi vida, avanza un poco más.

        ¡Querida Silvia! GRACIAS, así, con mayúsculas, porque gracias a ti, todos nosotros estamos teniendo una calidad de ocio con mayúsculas, por formar este grupo tan grande y hermoso y por estar siempre ahí, no solamente los lunes, sino siempre que la agenda te lo permite, organizando actividades de ocio para todos los participantes el del Grupo Rodando. ¡Gracias, querida Silvia, por ser un tesoro en nuestras vidas…!

 

Un agradecimiento a: Virginia, José, Bea, Gema, Jenner, Jovanny, Máximo, Montse, Tere, Hadiya, Begoña, Valiñas, Fraga, Luz, Mónica, Sara, Tamara, Julio, Ramón, etc. Pues me habéis dado el mejor regalo que un ser humano, puede tener, vuestra más sincera amistad.

Y gracias… Mayka, por estar siempre a mi lado.

 

lunes, 3 de enero de 2022

LLEGADA A SANTIAGO DE COMPOSTELA

 



PONTEVEDRA VIVA TAMBIEN HACE ECO DE NUESTRO CAMINO...¡GRACIAS!

 


Sergio González, na última etapa do Camiño Portugués, axudado por voluntarios do programa Rodando

© Sergio González

Sergio González, tras lograr completar o Camiño Portugués a Santiago: "veño de cumprir un soño"

Redacción

Por Redacción
hai 6 horas

Sergio González, tras chegar á praza do Obradoiro

© Sergio González

O martes 12 de outubro, o pontevedrés Sergio González, con parálise cerebral, emprendía un novo reto na súa vida. Sempre se caracterizou por ter iniciativas culturais e deportivas aventurándose nun proxecto para dirixir unha curtametraxe, participando na San Silvestre local ou dedicarse á poesía. Nesta ocasión o reto era realizar o Camiño Portugués a Santiago de Compostela por etapas.

Naquela primeira xornada percorría o tramo entre Tui e Porriño. Nesta odisea embarcábase co seu amigo  Jenner David Ludeña, de 28 anos, que se despraza utilizando unha cadeira de rodas, e por integrantes do Programa Rodando. E así, ao longo de sete etapas, este domingo 2 de xaneiro conseguía cumprir o seu obxectivo, chegar ata a Catedral de Santiago.

"Non teño palabras, nunca crin que puidese facer o Camiño e veño de cumprir un soño", afirma Sergio, que 45 anos móstrase entusiasmado polo logro ata o punto de que mesmo axudou a mover a cadeira de  Jenner David  Ludeña nesta última etapa facendo un esforzo  sobrehumano.

"Custoume moito, houbo etapas moi duras. Pero mereceu a pena", afirma estas emprendedor horas máis tarde de alcanzar a meta. Aínda canso polos quilómetros que leva nas pernas, despois de facer o tramo entre Padrón e a capital de Galicia, amósase feliz porque, sen dúbida, non se pode comezar mellor o 2022.

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LLEGADA A SANTIAGO POR LA VOZ DE GALICIA

 


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Remate feliz para la peregrinación más difícil de dos pontevedreses

Marcos Gago Otero
MARCOS GAGOPONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Jenner David Ludeña y Sergio González, con el equipo Rodando, en el Obradoiro
Jenner David Ludeña y Sergio González, con el equipo Rodando, en el Obradoiro RODANDO

Sergio González, con parálisis cerebral, y Jenner David Ludeña, con condrodisplasia, concluyen la séptima y última etapa de su viaje a Santiago

03 ene 2022 . Actualizado a las 12:18 h.

«Me siento muy bien. Feliz». Así se expresaba esta tarde Sergio Gonzálezun joven pontevedrés con parálisis cerebral, al culminar la séptima y última etapa de su peregrinación a Santiago. Era un sueño hecho realidad, un reto que a muchos les parecía imposible y allí estaba: en el Obradoiro. A su lado, en silla de ruedas, Jenner David Ludeña. A él también le costó lo suyo llegar a Santiago. Este pontevedrés sufre una dolencia de nombre complicado, condrodisplasia metafisaria tipo Jansen, que le obliga a desplazarse en silla de ruedas. «Lo he conseguido, vemos que no hay límites y si uno se lo propone puede hacerlo», sostuvo al explicar cómo se sentía al llegar a Santiago. Los voluntarios de Rodando, que velaron por la buena marcha de la ruta que comenzó en Tui hace siete etapas, también estaban como ellos, encantados de ver sus caras de satisfacción y de emoción evidentes. Un poco de tiempo para hacer la foto de rigor con la fachada de la catedral en el Obradoiro y a continuación todo tiempo era poco para sellar la compostela, que acreditaba que sí, que esa meta con la que soñaron se pudo alcanzar. Y como no podía ser menos, regreso al Obradoiro donde los protagonistas eran ellos. Los dos valientes que lo habían dado todo por conseguir hacer la ruta y que, además, lo habían logrado.

Silvia Rey, de Rodando, explicó que la última etapa discurrió entre Picaraña y Santiago. Fue un viaje de 15,78 kilómetros, que les ocupó cinco horas y media. Ella admitió su emoción al pisar el empedrado del casco histórico santiagués. Con Sergio y Jenner David hizo esta última etapa un pontevedrés más, Diego Moares, que también tiene parálisis cerebralSilvia Rey explicó: «Somos un equipo y este camino nos unió para seguir cumpliendo sueños». Añadió: «Echamos de menos a gente que por motivos de salud no pudieron acompañarnos».

Por su parte, Jenner David no ocultaba su alegría: «Lo hemos logrado. Hemos conseguido el reto y no solo por nosotros, sino por todos los que tienen diversidad funcional». Y es que este era uno de los objetivos del viaje. No se trataba de una peregrinación cualquiera, solo había que ver a sus protagonistas, sino que también tenían como meta dar visibilidad a las personas que como ellos sufren enfermedades o discapacidades de movilidad que el gran público desconoce. ¿Qué sintió al llegar al Obradoiro? «Me llenó la emoción».

Este joven pontevedrés emprendió la ruta sabiendo, más o menos, a lo que se enfrentaba. Ya había recorrido otros retos, mucho menos ambiciosos. Este era la joya de la corona. «Yo ya sabía que iba a ser difícil». Imagínenselo en silla de ruedas por algunas de los trazados más complicados de la ruta portuguesa a Santiago. 

Era un objetivo a lograr. Llamar la atención y sensibilizar. Que la gente volviese a sus casas y reflexionase. Que los tuviesen en cuenta y los tratasen como iguales. «Hay gente que ve a un chaval en silla de ruedas y creen que no pasa nada, pero luego ven los baches en el camino y van aprendiendo con nosotros», apuntó Jenner David. El camino a Santiago no es lo mismo que transitar por una cómoda alfombra en un hotel de lujo. Hay cuestas, baches, curvas y está la meteorología y los achaques propios de la enfermedad. «Callé muchas cosas, porque iba sufriendo en silencio, pero el objetivo, más que todas las demás cosas, era llegar al final», concluyó Jenner David. Y lo consiguió.

La emoción también embargó a Sergio González mientras atravesaba las calles de Santiago y avanzaba hacia el Obradoiro, donde la catedral se convirtió en el símbolo de la superación de un gran reto. Para este pontevedrés, tampoco fue nada fácil. «Fueron muchas etapas seguidas, había días que sentía que no podía más, pero hoy al llegar a Santiago, me sentí feliz», recalcó. Y esa es precisamente la sensación que transmitió a todos los que lo rodeaban. La misma felicidad con la que posó ante las cámaras con su compostela, que en su caso no es un diploma acreditativo más. Es un sueño, el suyo, que tuvo la satisfacción de tener en sus manos. 

AGOSTO MELANCÓLICO

  MIS SUEÑOS ADORNAN LAS CUNETAS   1 Agosto, me engalana de luto, con su mantilla de pesadumbre, roba mis ansias por el camino, rodeado por ...