TIERRA
SACRA
Sueño con una
felicidad ajardinada,
un Edén lleno
de sanas intenciones,
donde es
posible la utopía añorada,
por unas
sociedades más relucientes.
Los frutales
dan un cariñoso cobijo,
a las almas
desgastadas por la pena,
su fruta
anónima reparte alimento,
al ánima que
le degusta la sustancia.
su vera
reina una armonía orquestal,
la paz
conquista las almas pecaminosas,
en buscan del
perdón de un padre amor,
que gobierna
ansiado el Imperio Celestial.
Sueño con
pasillos de Tierra Sacra,
con esa vida
prometida por Jehová,
a través de
los versículos venerados,
por aquellos
elegidos para la integridad.
Una planta
bella como jamás he visto,
oculta el don
de la suspirada eternidad,
su perfume
cura de la triste vergüenza,
con la que fue
deshonrada la humanidad.
Ser limpiados
por su espíritu reconciliador,
es la fantasía
que circula por la imaginación,
de este
humilde hombre de buen corazón,
cuya meta es
licenciarse en la santa inclinación.
J. Sergio González Rodríguez
martes, 25 de enero de 2011
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