En
mi más modesta opinión un paraíso no es un lugar, tampoco es un
espacio temporal, sino que es ante todo un estado emocional. Este
estado bien marcado por la felicidad, por los instantes en los que
uno se siente completamente a gusto tanto con su persona, como con el
universo que lo envuelve. Son los momentos en los que todos tenemos
nuestro ser en un perfecto estado de equilibrio. Dentro del tema del
empleo o el trabajo, el equilibrio se encuentra cuando una persona
consigue que alguna de sus vocaciones, si es posible la que más le
llene, pueda utilizarla como principal ocupación, o lo que es lo
mismo, para ganarse con ello el pan de una manera digna. En el
artículo de hoy voy a tratar una de las actividades que junto con el
cine y la literatura, más horas de felicidad ha dado a mi vida, El
Ajedrez. Se trata de una disciplina a la que le debo mucho, por un
lado porque me apasiona, me mantiene mentalmente en forma y por otro
porque gracias a su ejercicio he conseguido integrarme mejor en la
sociedad. Es por consiguiente, también el único deporte donde puedo
competir con otras personas sin una discapacidad física en igualdad
de condiciones, por lo que considero que ha traído a mi vida una
democracia absoluta. De todos modos, yo no tengo un superdotado para
este tipo de cosas, pero tampoco me importa, porque hace tiempo que
con esta actividad me marqué otro tipo de objetivos, considero mucho
más importantes.
El
primero de ello, intentar mantener en forma ese músculo llamado
cerebro, logrando que se mantenga siempre alerta, que adquiere nuevos
datos y de esta manera evitar así su progresiva oxidación. El
segundo es que se trata de una actividad que me ha permitido
integrarme socialmente, conocer gente dispar con la que he ampliado
mis relaciones humanas, algo que siempre nos lleva a crecer como
personas, sobre todo si sabes escoger a la buena gente, que aunque
parezca mentira, todavía queda mucha buena en el mundo. Y por último
y como ya anuncié más arriba poder competir con otras personas, la
mayoría sin una discapacidad aparente en igualdad de condiciones,
llegando incluso a jugar mejor que ellos y a ganarles el envite.
Pero
como dije antes, lo de menos es que gane o pierda, sino el tener la
oportunidad de expresarme sobre el tablero. Después de todo
considero que mi juego es un reflejo de mi persona, de mis
temperamentos y de mis inquietudes y sobre todo una manera sana de
eliminar toda esa agresividad que llevo por dentro. Por que sí, soy
un jugador al que le gusta la fiesta, arriesgar, que detesta el juego
posicional, que lo busca es incendiar el tablero, llevar las partidas
al límite y si es posible masacrar a mi rival. En ese sentido el
ajedrez se convierte para mí en una especie de combate de boxeo, de
resistencia y agresividad donde se suele llevar la victoria el que
mejor pega y al mismo tiempo sabe como encajar los golpes, de forma
que reciba el menor desgaste posible. Soy un mal perdedor, lo
reconozco,a mí solamente la victoria me hace feliz cuando se trata
de ajedrez, de manera que las derrotas me suelen llevar a fuertes
estados de depresión, a sentirme mal conmigo mismo por no haber sido
capaz de mantenerme a la altura de las circunstancias, sencillamente
por no haber jugado mejor que mi rival.
De
todos modos, desde hace unos años, lo que más me atrae ya no es
jugar, sino mantenerme ligado a esta actividad de otras formas, como
organizando eventos, interesándome por toda la cultura que rodea a
este deporte y si es posible jugando torneos solidarios. Por ello me
gustaría que mi futuro en este mundo de los 64 escaques no fuese
como jugador, sino como monitor, árbitro, o simplemente ayudando a
llevar un Club o trabajando de manera voluntaria en la organización
de eventos. Una vez más, no pido dinero, no es lo importante, pido
que me confíen aquellos que me conocen, más responsabilidades, que
me permitan mostrarle mis conocimientos, compartir mis inquietudes y
dejarme eso que tanto me apasiona, como es dedicar parte de mi
insignificante vida al apasionante mundo del ajedrez, no sólo
jugando sino formando parte de los pilares que consiguen mantener
este mundo en pie. Soy una persona, inquieta, llena de ideas que
desea sacar a flote, mucha de ellas relacionadas con este deporte y
estaré encantado de compartirlas con los demás.
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