J. Sergio González |
Mañana realizo la presentación de mi nuevo libro, "Errantes" y soy un manojo de nervios. Ayer tuve la primera entrevista oficial en el Diario de Pontevedra, que me han anunciado que se publicará mañana. Hace tiempo, un amigo me dijo; "Publicar un libro es como tener un hijo." Y la verdad es la sensación que tengo cada vez que saco una nueva obra. Creo que mis libros y mis películas son mis hijos, aquellos que nunca tendré en carne y hueso, pues con mi discapacidad, no me veo con fuerzas para emprender semejante aventura. Como en el caso de los hijos, uno desea que sus obras tengan un futuro prometedor, que se sientan queridos e integrados en la sociedad, que se sean valorados y puedan expresarse con total libertad. "Algo, que en muchos países, ni siquira las personas, pueden hacer." Algo que me entristece de manera especialmente profunda.
Mi nuevo libro, es diferente a todo lo que hice hasta ahora, como todo lo que si "Dios quiere" haré en el futuro. Tiene su propia personalidad, aunque espero que se lleve bien con sus hermanos de sangre. Cada libro, como texto mio que es, se convierte para mí en una herramienta fundamental de expresión. Y expresarme como ser humano, es una de la piezas clave de mi felicidad. Algo que aprecio mucho, pues es la única forma que tengo de interactuar con el mundo, de una manera formal, sincera y lo suficientemente meditada y fundamentada. Que sea considerada, crítica, objetiva y realista, con mi verdadera personalidad. Un libro, no es un texto hecho a la carrera, no es un conjunto de palabras salidas por mi boca a la velocidad del viento, y pensadas a la velocidad de la luz. No son ideas de andar por casa y compartir con los amigos, mientras te tomás un café. Todo lo contrario, cada nuevo libro es un pedazo de alma que comparto con el mundo. Un medio en el que dejo ver parte de mis vísceras más profundas, de cuyo contenido ya no puedo renunciar. En este sentido, mi obra es la forma que tendrán las personas del futuro, para conocer mi realidad y por ello, trato que revosen de una sinceridad pasmosa.
Y puestos, que no soy un ser perfecto, sino, un homo sapiems sapiems lleno de defectos, miedos y que además tienen proplemas de movilidad, también mis libros, llegan al mundo como cojeando de un pie, incapaces de competir con las obras literarias acedémicas, ni tampoco lo pretenden. "Pues no quieren dar una imagen de falsedad." Pero la vida, es un aprendizaje continuo, donde cada día tenemos la oportunidad de crecer y mejorar un poco más... ser algo más sabios. Cada vez me exijo más como persona, pues en ello, se fundamenta la imagen que da sentido a mi vida.
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