ESPEJOS OBLÍCUOS
Amigo,
te diviso sólo,
entre escalofríos,
y yo,
desasosegado,
garabateo entre
mi papiros
la ojeriza que
trata de distanciarnos.
A la sazón,
conjeturo un
lienzo de turbiedad,
que transfigura
mis desconciertos,
ataviándolos del
gélido color ceniza.
que si el Santo Padre nos ama,
no anhela que
retemos los sables,
pues en el
plasma, no se alberga,
el Karma.
No desprecio la
cruz,
ni calumnio a la
media luna,
no hallo
virulencia, en el crucificado,
y pregono
dichoso al elegido por Alá.
Me pregunto,
¿Por qué
reflejarnos en espejos oblicuos?
Ellos deforman
la veracidad de los sueños,
son la piedra
que ondea sobre las aguas;
rompiendo;
el manso
equilibrio de su cauce,
acuchillando su
dermis cristalina,
mancillando
así, a la madre Naturaleza.
Total,
Para luego
hundirse en el fango,
la humedad calando
toda su pureza,
hasta quedarse
yerto el fugaz recuerdo.
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