sábado, 5 de octubre de 2019

VAMOS COLEGA, NO TE QUEDES AHÍ...

La imagen puede contener: J Sergio González Rodríguez y Silvia Rey, personas sonriendo, personas sentadas
Colaborando el año pasado en un evento deportivo.
Y acompañado por mi amiga Silvia, una vez más.
Apenas hace una año que formo parte del grupo de voluntariado que apoya a la Asociación Contra el Cáncer (AECC). En este tiempo he conseguido adentrarme en una realidad que hasta hace poco solamente intuía, he conocido gente maravillosa que en muchos casos de manera desinteresada, se desviven porque los enfermos de Cáncer y sus familiares cuenten con un hilo más de esperanza al que agarrarse en los momentos más difíciles. En mi caso, la mayor parte de las tareas que llevo a cabo son de índole administrativa, aunque en alguna ocasión también hago actividades en la calle si así me lo piden. Además el poder realizar tareas de oficina me sirve para poder poner en práctica como auxiliar administrativo, lo que no deja de aportarme un gran beneficio para mí. Porque creo que en  parte el voluntariado sirve para que "dos seres humanos colaboren entre sí con la intención de beneficiarse de una relación que les ayude a sobre llevar mejor la carga de sus vidas. En muchos casos más a uno que a otro y en en otros no, pero en cualquier caso, una muestra de que el sentimiento altruista es una de las mayores cualidades con las que contamos como seres humanos. E incluso me atrevería a decir que detrás de este altruismo se oculta un halo de egoísmo futurista, cuando uno se para a pensar que se algún día él será el desfavorecido, le gustaría poder tener siempre una mano amigo con quien compartir sonrisas y lágrimas afectuosas. Porque todos, en algún momento de la vida necesitamos de una mano amiga que te diga "Vamos colega, no te quedes ahí, vamos... si no puedes solo, yo te ayudo, pero no te rindas por favor, que la vida es una aventura que merece la pena, no la desaprovechemos".  El voluntariado puede ser una puerta de entrada a la autorrealización que mucha gente desprecia por profundo desconocimiento. Yo me atrevería a decir, que en el acto de ayudar al prójimo se halla el atajo que lleva la filosofía divina y que Dios, es más benévolo con el con el que ayuda al semejante que con el que ayuna y ora con fervor, pero luego mira para otro lado cuando la necesidad más pequeña llama a su puerta o cuando tiene la oportunidad de regalar alegría sin coste económico allí donde hay tristeza, soledad e incomprensión. El voluntariado es un universo infinito, (social, ecológico, de ocio, de salud...) donde todos podemos aportar nuestro granito de arena.

Como persona afectada de una Parálisis Cerebral de nacimiento que ha dejado mermada de nacimiento mis capacidades físicas y mentales, conozco de primera mano lo que es tener que contar con la mano de obra desinteresada de terceros e incluso con un coste económico para ellos, para que se pueda garantizar mi bienestar. Soy consciente de la carga que soy para mi familia, para todos aquellos que tienen que ceder una parte de su tiempo para que yo u otras personas en casos como el mío o peores puedan contar con una calidad de vida digna. Soy consciente de que cuando quiero hacer un viaje, necesito se siempre acompañado para cubrirme en las necesidades más elementales de la vida cotidiana y por ello también  me hallo convencido de que nunca podré devolver a parte de la sociedad que me rodea, aquello que ella hace por mí.  "No soy tonto, soy dependiente y tengo asumido que siempre será así y cada vez más". Pero si en algunos momentos de mi vida, si en algunas situaciones concretas, puedo ser yo el que preste me ayuda al prójimo, si puedo brindar mi apoyo a alguien, de la forma que sea, en busca de un bien común para la sociedad en general ¿cómo no voy a hacerlo? "Vale, que es posible que yo no pueda limpiar un río, pero por suerte nada me impide redactar un escrito, poner una mesa, o simplemente hacer un recado..." y es ahí donde yo trato de poner mi grano de arena. También lo hago cuando colaboro en una yendo en una marcha, o simplemente participando en la organización de un evento (social, cultural, deportivo...) y jamás he pedido dinero a cambio. Si mi imagen, puede ser útil para ayudar en una causa justificada ¿cómo me voy a negar?, ¡jamás haré tal cosa!, Son muchos los campos que me gustaría probar en el mundo del voluntariado (limpieza de montes, ríos o playas, organización de eventos deportivos, realización de talleres ocupacionales, o incluso colaborando con organizaciones como Protección Civil...) pero al mismo tiempo soy consciente de que en muchos casos no está en mi mano poder hacerlo y hay que cosas que mi discapacidad me impedirá llevar a cabo. Pero... en lo que no sea así, aquí estoy.

Si quiero decir que me gusta más llevar a cabo dichas tareas voluntarias en mundos ajenos al mío, no con ello desprecio a la parálisis cerebral, pero puesto que busco la integración en el voluntariado, como busco conocer otras realidades, prefiero siempre que puedo, salir de mi zona de confort para hacerlo, quiero ser tratado como uno más, en la medida de lo posible, pero sobre todo quiero que mi voluntariado sea una puerta de integración. Organizaciones como AECC me permiten conseguir este tipo de objetivos y cada vez tengo más claro de que quiero seguir por ese camino. Todavía más... dado que soy pensionista, me gustaría poder hacerlo a tiempo completo, si una ONG me diese un puesto sin ánimo de lucro donde yo pudiese aportar mi valía, creo que en muchos casos, me lanzaría de cabeza. Pero por desgracia, eso es muy complicado, de manera que será algo que tendrá que quedar en el cajón de los sueños no incumplidos. Que se le va a hacer... 





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