El pasado miércoles día 20 de enero nos visitaron los sanitarios al Centro de Día Amencer Aspace para realizaros las PCR, el resultado fue negativo (libre de virus), lo que ha sido una alegría. Se trata de una prueba necesaria por la que todos debemos pasar de cuando en vez para asegurarnos de que no tenemos el bicho en el cuerpo, no es cómoda, ¿pero cúal lo es? y es bastante rápida, pero sobre todo es un alivio que te notifiquen que no tienes el virus en el cuerpo y solo por ello, ya merece la pena pasarla. Me la hubiese hecho antes, pero no contaba con síntomas ni un volante médico para realizarla, por ello desde aquí quiero dar las gracias a mi Asociación por brindarme la oportunidad.
Ahora toca esperar por la vacuna, esa gran creación de la ciencia que puede ser el alivio de una era, pero mientras tanto (me imagino que después también), debemos seguir tomando precauciones, hacer todo lo posible para evitar las multitudes, porque salir de esta pandemia está en manos de todos. Por ello me parece muy importante una vez más recordar, que es necesario olvidar nuestras diferencias ideológicas, arrimar todos el hombro, como hermanos de especie que somos, aunque ello conlleve grandes sacrificios, para que toda esta pandemia termine cuanto antes y todos podamos volver a la normalidad. Me gustaría aprovechar estas líneas para pedir mayor financiación por parte de los Gobiernos de cara a la investigación y a la sanidad, pues no podemos permitir que otro catástrofe como ésta nos pille a todos desprevenidos. También quiero dar las la gracias a todos los sanitarios que se dejan la piel estos días en los hospitales, haciendo de tripas corazón y en muchos casos incluso perdiendo la vida contagiados mientras tratan de atender a los enfermos y a sus familia, a la las Fuerzas de Seguridad y a TODOS los que día a día se rompen en espinazo para que esta tormenta vírica amaine, para lo cual es imprescindible que cuenten con el apoyo, la firmeza y la determinación de toda la sociedad para realizar también todos los sacrificios necesarios para lograr ganar esta guerra.
Eso sí, una normalidad que ya no será la misma, un tiempo que marcará un antes y un después, un cambio de era, donde el futuro no tendrá nada que ver con el tiempo que dejamos atrás, con nuevas rutinas y costumbres que modificarán por mucho tiempo nuestro estilo de vida. Pero solamente los que se adaptan al medio evitan la extinción, la naturaleza nos ha puesto a prueba y si no queremos sucimbir, nos queda otro remedio que aceptar las nuevas normal, aunque ello signifique sacrificar muchas de esas cosas que rigen nuestra existencia y de las que tenemos gran dependencia (la economía, el empleo, las diferencias políticas...) deben ser hoy temas de segunda página, porque lo que importa ahora mismo, es salvar vidas, sobrevivir, porque sin sociedad, sin personas, la economía y demás eventualidades dejan de tener sentido.
¡Ojalá!, como dice la canción de Silvio... pronto podamos tirar con las mascarillas, olvidarnos de las restricciones y volver a llevar una vida sin tanto miedo, pero mientras eso no ocurra, mientras las sociedad no sea inmune a este mal, como lo es ante otros muchos, me temo que no nos queda más remedio que seguir sacrificando todos, cada cual según le toque. ¿Qué si me da pena la hostelería?, pues claro, pero más pena me dan las millones de vidas humanas que se estar perdiendo, la gente que muere sola, sin poder contar con el aliento de los suyos, como soldados desarmados en el campo de batalla. Los ancianos, pero también los jóvenes, los cabeza de familia y todos los que saliendo con vida, cuenten con traumas físicos, mentales y también emocionales causados por esta terrible experiencia, que algún día, esperemos que más pronto que tarde, solamente sea un tema de los libros de historia, hasta entonces, sentido y prevención, son las mejores armas a nuestro alcance.
Creo sinceramente, que el Coronavirus es un ataque natural y azaroso, no quiero pensar que hay un ataque humano detrás y por supuesto doy por sentando de que no estamos siendo atacados por la ira de Dios alguno. Pero una vez más, creo también, que todo este tiempo que estamos viviendo, todos estos acontecimientos que estamos sufriendo, cambios y como no, dolorosas pérdidas, deben servirnos para meditar, para reflexionar sobre cuales son las cosas importantes de la vida, la alegría, las experiencias que vivimos, la gente que conocemos, todo aquello que podemos llevarnos de este mundo, sonrisas, abrazos, lecturas, viajes... eso sí es importante. Y poder contarlo, una enorme satisfacción.
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