CARTA A NUESTROS
ABUELOS
14 de diciembre de 2022
Queridos
vecinos y amigos;
Personalmente
no soy alguien que crea en la Navidad; estas fechas festivas, me parecen, como
tantas otras, un simple invento social para fomentar el consumismo y la
hipocresía, mientras nos olvidamos por completo de la filosofía que nos
enseñaba el hombre de quien celebramos justamente su nacimiento, aunque
históricamente desconozcamos la fecha exacta de tal suceso. Jesús de de
Nazaret. Quien, según dice se trato de un hombre que siempre salió en defensa
de los débiles, los enfermos, los marginados, etc. Personalmente desconozco si
todo ello es cierto, pero pensar que sí, me ayuda a intentar seguir dicho
ejemplo, tratando de ir por el buen camino, pero soy humano y por lo tanto imperfecto,
lo que me lleva a dar traspiés constantemente, caídas que no veo como un
sufrimiento, sino como un aprendizaje necesario antes de proseguir el camino.
Como
hombre de mediana edad me doy cuenta de las dificultades que tiene la vida, la
cual no regala nada, pudiendo llegar a ser realmente cruel, pero en la que
también existen personas empáticas, que se empeñan en hacer del día a día una
experiencia más agradable, que nos acarician y consuelan en las calamidades y
nos enseñan el lado bueno de la humanidad. Y entre esas personas, se encuentran
nuestros mayores, gente con esa sabiduría que solamente dan las canas y de las
que desgraciadamente damos la espalda demasiado a menudo, cuando realmente
fueron nuestros mayores los que nos trajeron al mundo, nos formaron y nos
hicieron válidos para gestionar y cuidar del entorno, como ellos mismos
hicieron antes, para que nosotros sigamos predicando con el ejemplo y nos
convirtamos en espejos de las generaciones venideras.
Personalmente,
guardo un gran respeto hacia nuestros mayores, así como admiración por todo el
camino que, a pesar de las dificultades, lograron recorrer hasta alcanzar el
instante actual. Y no nos olvidemos, que no todos lo logran, son muchos los que
se quedan por el camino, a los que la vida logra doblegar con más rapidez, por
ello, todo mayor, que no viejo, es al fin y al cabo el mejor ejemplo de
supervivencia que todo joven puede tener como modelo. Y creo que todo el mundo
debería guardar un profundo respeto y devoción por nuestros predecesores.
Nada
más lejos de la realidad.
Por
desgracia, el ser humano no cuenta con la capacidad de valorar todos los bienes
que le rodean hasta que se ve sin ellos. Y nuestros abuelos no son una
excepción, pensamos siempre en el trabajo que nos dan, en como condicionan
nuestra vida volviéndose un poco más niños en la medida en el que el tiempo
sigue haciendo mella en sus cuerpos desgastados, cansados… pero también
cargados de memoria, vivencias irrepetibles, únicas, que los vuelven ricamente
genuinos. Pero el tiempo es un ente caprichoso, que nos regala sonrisas y
lágrimas, dones y males, según su antojo, nos va robando la salud, los amigos,
los familiares… todo aquello que realmente tiene valor, aunque no se vista de
moneda, para luego arrebatarlo de golpe, dejándonos estupefactos, confusos y
llenos de impotencia por la perdida, la cual solemos rebautizar en un mar de
lágrimas.
Amigos…
Hoy
sois vosotros los que estáis en una residencia, los que añoráis tiempos más
integradores, vigorosos y llenos de proyectos.
Amigos…
Hoy
os toca relajaros, disfrutar de los pequeños detalles, de los instantes mágicos
y la sabiduría que dan unas buenas canas.
Pues ya sois doctorados de la vida y como
tales, ejemplos a tener en consideración y respeto.
Solamente me queda desearos;
¡Unas
Muy Felices Fiestas!
Deseo
que podáis disfrutar de más instantes felices, llenos de salud y buena
compañía, porque ellos son los mayores bienes de esta vida.
Termino con un deseo sincero y no es otro que
de aquí a una año tengamos la oportunidad de intercambiar otro saludo.
Un abrazo;
José Sergio González Rodríguez.
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