Por
JOSÉ SERGIO GONZÁLEZ RODRÍGUEZ
3 de diciembre. Otra vez... Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Y de nuevo... me tocó leer parte del manifiesto por ser uno de los usuarios que mejor lee en la Asociación a la que pertenezco desde hace ya mucho tiempo, AMENCER-ASPACE. Lo hice en compañía de portavoces de otras asociaciones de la ciudad, como pueden ser Xuntos, Amizade o Juan XXIII, entre otras. Ello además me permitió compartir escenario con mi buen amigo Cesar Maquieira, lo cual es para mí todo un honor. Juntos realizamos diferentes reclamaciones, todas imprescindibles para la mejor calidad de vida de las personas con discapacidad. Hubo música y se abrieron paraguas de colores en solidaridad con la causa.
Este año, Nuestro Día, cayó en Domingo. Y ello tuvo importantes repercusión en el evento. Pues al ser un día no laborable, muchas personas con discapacidad que viven a las afueras y no cuentan con un transporte adaptado tienen muchas dificultades para asistir fuera de los horarios de los Centros. A mi parecer, este tipo de cosas se deberían tener en cuenta a la hora de organizar los eventos y en casos así, trasladarlos a un día de semana, aunque ello implique que ciertos familiares no puedan asistir, después de todo, tampoco es que hubiese una mayor afluencia de familias por caer el evento en día festivo.
Por otro lado, si viviésemos en una sociedad más justa y equitativa, si todos los días como sociedad nos preocupásemos por que todos sus miembros contasen con una buena calidad de vida, se cumpliesen con todos los Derechos que uno tiene como ser humano, días dedicados a una causa, quizá no fuesen necesarios. Por desgracia, no es así y en el caso de las personas con discapacidad, todavía queda mucho camino hasta conseguir la plena inclusión, por lo que todavía queda mucho terreno por conquistar. Y para ello, necesitamos la complicidad de toda la sociedad, a la cual, desde estas líneas, mando un sincero S.O.S.
Desde un punto de vista más personal, me gustaría hacer un hincapié en los Derechos Personales, pues creo que éstos son tan importantes como los que afectan a todo un colectivo. Y en un mundo donde se habla de Salud, Familia, Deporte, Integración y Empleo... me gustaría añadir también, Arte y Libertad de Expresión: Porque entre las personas con discapacidad, también nos encontramos algunas con anhelos artísticos o creativos. Y me gustaría que en estos campos, también se nos diese una oportunidad a aquellos que amamos dichas disciplinas. A pesar de que seamos una minoría, nosotros también sumamos. Después de todo, nosotros también contamos entre nuestras capacidades, voz, criterio y poder de decisión, también tenemos la capacidad de apreciar y valorar el mundo que nos rodea, de forma que contamos con herramientas más que suficientes, aunque contemos con ayuda puntual, como en todos los demás aspectos de nuestra vida, para poder aportar nuestro grano de arena cultural. El problema, es que somos una especie de Versos Sueltos, incapaces de terminar de encajar.
Entiendo perfectamente, que mucha gente no esté de acuerdo conmigo. Vivimos en un universo que si destaca por algo es por la diversidad y en ocasiones, cuando ésta es demasiado grande, llega a colisionar por la falta de recursos para todos. No es sencillo, "Discrepar", cuando uno trata de caminar libre, sin las ataduras de un colectivo, suele ser pasto de críticas, envidias y zancadillas que tratan que no consigas aquellos que ellos tampoco tienen. Pero si todos bajásemos los brazos cada vez que recibimos un no por respuesta, el mundo se pararía.
Yo tengo un defecto. Soy un soñador, un bohemio, alguien que no encaja entre la multitud y ello me lleva a ser criticado por el mundo que me rodea, por quienes me reprochan esta actitud ante la vida. El problema, es que yo no sirvo para vivir de otra manera y si me quitas estos sueños, me conviertes en un zombie social. Crecí entre películas, tableros de ajedrez, puzles y juegos de rol, soy alguien que siempre desarrolló su imaginación para escapar de la dura realidad que lo rodeaba, hasta el punto, de que llegó un momento en el que me vi incapaz de vivir en sociedad, algo que tuve que aprender ya adulto. No entiendo la vida sin películas, sin ajedrez, sin filosofía o sin música y por lo tanto soy incapaz de adaptarme a un mundo que no cuenta con dichos elementos. Y por ello, siempre pienso luchar por que me cedan un pequeño espacio en cada uno de estos campos y jamás, por mucho que logre, me daré por satisfecho. Reconozco que es la mía, una existencia frustrante, pero no sé habitar otra. De manera que nadie espere que ceda...
Dicho esto, añadir que siempre apoyaré a mis compañeros, a las personas con discapacidad y a los colectivos más desfavorecidos, pero no por ello voy a dejar de perseguir mis sueños y metas. Eso nunca. Son aquello que dan sentido a mi vida y por ello, los lucharé y defenderé hasta las últimas consecuencias. Aunque con ello consiga la censura de una gran parte de la sociedad.
Soy un "Verso Suelto", y me enorgullezco de que así sea.
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