Entonces regresa
a su saturada memoria,
su tierna, lejana
y dulce infancia.
Sus padres, hermanos,
alegres primos
con los que jugaba
a orillas de un río.
Días duros,
tiempos de guerra,
pero, también, días felices
de personas humildes.
Campesinos, pescadores,
jóvenes mozas,
bellas ilusiones
de niños soñadores.
Dulces fantasías
de unas vidas
tan infantiles
como inocentes.
Juegos infantiles,
que a falta de caros juguetes
disfrutaban de juegos más simples.
Ahora.
Es otro el que juega,
Mientras él observa.
Con gran cariño,
con nostalgia,
se ve reflejado
en ese niño.
José Sergio González Rodríguez.
Libro:
LA VIDA ES BELLA (2006)
Editorial: El Taller del Poeta.
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