En un banco te encontré,
una cálida noche de luna llena,
contigo me senté,
Juntos los dos contemplamos,
las estrellas del firmamento,
al coro de la luna
velaban nuestro momento.
Un beso me regalaste
en cada mejilla,
luego te marchaste,
dejando mi alma perdida.
Maldito será el día
que me enamoré de tus ojos,
de tu bella sonrisa,
tu cuerpo hermoso.
Maldito el sueño
que heló mis huesos,
mientras yo creía
comerte a besos.
Luego me desperté sólo,
en mitad de la noche,
gran decepción la mía,
por ser todo fantasía.
Maldije tu vida,
a cada minuto,
mientras me acordaba
del gran Sabina
y como la felicidad
de un breve momento,
es arrasada con furia,
por el paso del tiempo.
Volví a aquel parque
donde te había conocido,
al ver su nombre lloré,
por ser éste Olvido.
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