martes, 12 de marzo de 2024

MIRANDO FIJAMENTE AL HORIZONTE (2)

 

MADRE E HIJA COMPARTEN

UN SUEÑO.

 

POR

José Sergio González Rodríguez.

 

        

         Imaginemos a Mayka. Una mujer en la cuarta década de la vida. Una mujer vital, en cuyo interior anidan la superación constante, que siempre interiorizó el ideal de coger el toro por los cuernos a la hora de afrontar sus retos diarios. Una mujer, que siempre tuvo que esforzarse más que los otros para conseguir sus metas, por pequeñas aunque no banales, que fuesen. Vino al mundo en el año 1974, pero no lo hizo sola, vino acompañada de por vida por una Parálisis Cerebral, una patología que no pidió, que es de por vida y que le obligó a dar siempre lo mejor de sí misma. De padres gallegos, nació en la ciudad francesa de Metz, donde vivió hasta los 24 años, momento en el que su familia se volvió para España. Después de casi un cuarto de siglo, de haber vivido con toda la plenitud que sus limitaciones y capacidades que posee, un día tuvo que dejar su Centro, su formación, sus amigos, olvidarse de su idioma de leche y aprender uno nuevo para poder venirse a España, donde estaba la familia de sus padres, tuvo que buscar un Centro donde seguir desarrollándose como persona hasta conseguir sacar a relucir todo su potencial. Al llegar a Pontevedra su familia se instaló en un piso de su propiedad situado en la Avd. De Buenos Aires, frente al Club Náutico. Desde su casa se puede contemplar el Lérez, se pueden ver cada 25 de Julio los fuegos de luces dedicados al Apóstol Santiago y ver como las embarcaciones y los piragüistas, reman por sus aguas.  El problema, es que la casa de Mayka se encuentra en un segundo piso sin ascensor, ello se debe a que es un edificio antiguo, de solamente dos plantas y por lo tanto no necesita contar con este servicio. Y es posible que para una mayoría de la gente sea así, pero para ella, tener que subir y bajar dos pisos del brazo de una persona siempre supuso un gran esfuerzo, pero nunca desfalleció ni se quejó. Pero el tiempo pasa y hoy Mayka tiene ya 49 años, se sigue considerando joven, lo es, pero también se da cuenta de que con el paso del tiempo, las cosas cuestan más, el cuerpo no alberga la misma fuerza de antes y sus caderas hace ya mucho que se están quejando.

 

         Hace 5 años que esta joven perdió a su madre, su padre varios años antes y nuestra protagonista se encontró por primera vez sola ante el abismo. Puede que no sola del todo, porque tiene un hermano, sobrinos, me tiene a mí, su pareja, a mi familia, a la Asociación Amencer-Aspace, pero nada que pueda suplir esa figura materna que siempre fue su guía, su modelo de vida, a la que siempre estuvo apegada y de la cual se tuvo que separar. Y lo hizo, porque una enfermedad se la llevó, porque la vida no se detiene ante nada y la enfermedad la atacó de manera desbastadora. Desde entonces la vida de Mayka, no ha vuelto a ser la misma. Y eso es porque de la noche a la mañana, esta mujer se quedó sin su gran referencia, la persona en la que se apoyaba ante cualquier incertidumbre y de golpe y porrazo se vio obliga a asumir el control absoluto de su tiempo, tomar sus propias decisiones, pero sobre todo hacer frente a un tiempo de soledad.

        

         Su hermano, Ramón vive en Catoira, junto con su familia y trabaja en  la ciudad de Santiago, ello hace que el hombre no pueda dedicarle a su hermana todo el tiempo que le gustaría. La visita, se preocupa por ella, le manda dinero, pero deja que ella viva según sus deseos. “Mayka no quería dejar Pontevedra”, Ramón respetó sus deseos y le buscó a una persona que viviese con ella mientras no llegase la ansiada residencia. Por ello, durante los últimos cinco años; la mujer siguió viviendo en su casa, en su segundo piso, en compañía de una chica y su familia que viven con ella y la asisten en las necesidades diarias. La preparan por las mañanas y le dan el desayuno antes de ir al Centro de Día y por las noches la asean y la acuestan. Eso es todo. Mayka está bien atendida… pero se siente sola. Esa mujer que la acompaña, no lleva su sangre, no le tienen ningún afecto y nuestra protagonista se siente sola. Además de la chica, con Mayka, viven la pareja de ésta y dos niñas pequeñas, una de ellas, todavía bebé. Eso significa que su vida se encuentra condicionada por las dos pequeñas, con todo lo que eso conlleva.

 

Mayka, en casa no tiene con quien hablar. Nadie interactúa con ella y eso le hace pensar en su madre, le hace añorarla a cada instante, mientras busca desesperadamente una salida que no encuentra. Entonces su vida se llena de nostalgia, de pensamientos negativos que le llevan a preguntarse qué sentido tiene su vida. Entonces, piensa en su pareja. Piensa en mí:

 

Llevo 17 años  compartiendo mi vida con esta mujer, la amo y no me gusta verla sufrir. Pero también por todo ese tiempo que llevo a su lado, creo que conozco muy bien su realidad y por lo tanto, pese a mis humildes conocimientos, considero que sé perfectamente lo que necesita en su vida.

 

Estabilidad.

 

Cuando estamos juntos, procuro darle todo el cariño que puedo, todas las comodidades que puedo permitirme y brindarle la oportunidad de que también conozca el lado bueno de la vida. Por las tardes, cuando ella sale del Centro, paseamos, nos vamos a tomar un café o la acompaño a los comercios de ropa, porque sé que la moda, le encanta, que es una mujer elegante a la que le apasiona la belleza. También nos vamos a tomar un café, hacemos la compra, juntos y demás quehaceres, tratando de llevar una vida lo más “normal” posible. Otras veces, nos vamos para mi casa y disfrutamos de alguna serie o película en alguna de las plataformas. Después cenamos juntos y ella vuelve para su casa. Lo hace con pesar, consciente de que tiene que volver a una realidad que no le gusta y que además… está llena de recuerdos. Y lo hace cruzando toda la ciudad, todos los días del año, haga frio o calor, llueva o no… sola, 365 días al año. Yo en alguna ocasión trato de acompañarla, pero a esas horas suelo encontrarme ya bastante cansado y la mayor parte de las veces, me limito a observarla desde el portal, con un enorme pesar sobre los hombros y una pregunta rondando sobre mi cabeza “¿Habré hecho suficiente hoy?”

Mayka dice que: “Su casa ya no es su casa”, o “¿Para cuándo la residencia?”, yo, nunca sé que responderle. Solamente que no pierda la esperanza, que las cosas van a cambiar en breve, pero llevo diciéndoselo 5 años… y nada cambia. Mayka sigue llegando a su casa donde la TV o su Tablet, son su única compañía y se duerme cada noche pensando que mañana será una triste fotocopia de hoy.

 

Mayka tiene un sueño. Uno que compartía con su madre. Y no es otro que vivir en una residencia. Quiere que la residencia de Amencer sea el hogar que ahora mismo no tiene. Que nadie más le puede dar. Porque Amencer, es familia. Su otra familia. Mayka no quiere más tiritas a su situación, desea una cura definitiva. Y esa cura solamente puede llegar cuando la Asociación consiga abrir las puertas de su residencia y ella ocupe una plaza allí.

 

LA RESIDENCIA AMENCER-ASPACE.

 

La Asociación Amencer Aspace cuenta con un edificio donde albergará su futura residencias en las instalaciones de la Fundación ONCE situadas en Campologo (Pontevedra). El edificio fue entregado por el Ayuntamiento de Pontevedra, la primavera pasada. Ahora falta, ponerla en funcionamiento. Pero se trata de un proceso complejo, costoso y se necesita de la ayuda de las Instituciones, del Estado, de La Xunta de Galicia, para que apruebe las plazas necesarias para que se pueda poner en marcha con todo el personal y demás medios que ello conlleva.

No es sencillo. Pero es necesario.

Como nuestra protagonista de hoy, otras muchas personas, necesitan de esperanza, familias que necesitan un futuro para  sus hijos/as, hermanos/as… Padres que no van a estar siempre y que lo han dado hasta ahora todo y más por sus hijos, necesitan que otros sigan su labor y velen por su futuro y bienestar. Pues tiene Derecho a él.

Amencer necesita abrir su residencia y Mayka necesita un nuevo hogar.

Por ello, ruego a las autoridades que den los pasos necesarios para que el sueño de Mayka, de su madre y de otras muchas personas se haga realidad y no es otro que convertir la Residencia de esta Asociación, en su nuevo hogar.

 

 

28 de Febrero de 2024

MIRANDO FIJAMENTE AL HORIZONTE

 

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