RUDA IDEOLOGÍA
No creo en otra ruda ideología,
que la recitada por mi conciencia,
lo único indudable en mi estancia,
es que ante el prodigio de la vida,
soy incapaz de mostrar indiferencia.
No creo que ningún dios lleno de bondad,
nos vaya a salvar de los actos humanos,
que recargados cada día de maldad,
... siembran el caos en este terco mundo,
por lo que está de mano de este pueblo,
hacer cumplir, la santa ley del ser justo.
¡Escúchame, hermano camarada!
Pregonemos la paz entre los pueblos,
renegando de reyes oxidados y huecos,
negando de los partidistas codiciosos,
que solamente aman la tenencia de poder,
para cruelmente dirigir, cuando no extorsionar,
nuestras almas débiles y ya flageladas.
Yo, en plenas facultades, ¡Os juro!
que no me vendo a otra poderosa ley ,
más que a la del amor verdadero,
tratando a mi hermano camarada,
como si fuese ese frágil reflejo que me ama.
Olvidemos aquel camino que nos separa,
para recorrer juntos el sendero que nos une,
que la guerra es fea y sale muy cara,
y de toda unión, la sabiduría emana.
Si caminamos juntos, como almas pías,
hallaremos la escurridiza verdad,
la supremacía de los pueblos felices,
que dan un especial color a la existencia,
logrando que todo paseo por la vida,
sea una experiencia memorable y grata.
No creo en otra ruda ideología,
que la recitada por mi conciencia,
lo único indudable en mi estancia,
es que ante el prodigio de la vida,
soy incapaz de mostrar indiferencia.
No creo que ningún dios lleno de bondad,
nos vaya a salvar de los actos humanos,
que recargados cada día de maldad,
... siembran el caos en este terco mundo,
por lo que está de mano de este pueblo,
hacer cumplir, la santa ley del ser justo.
¡Escúchame, hermano camarada!
Pregonemos la paz entre los pueblos,
renegando de reyes oxidados y huecos,
negando de los partidistas codiciosos,
que solamente aman la tenencia de poder,
para cruelmente dirigir, cuando no extorsionar,
nuestras almas débiles y ya flageladas.
Yo, en plenas facultades, ¡Os juro!
que no me vendo a otra poderosa ley ,
más que a la del amor verdadero,
tratando a mi hermano camarada,
como si fuese ese frágil reflejo que me ama.
Olvidemos aquel camino que nos separa,
para recorrer juntos el sendero que nos une,
que la guerra es fea y sale muy cara,
y de toda unión, la sabiduría emana.
Si caminamos juntos, como almas pías,
hallaremos la escurridiza verdad,
la supremacía de los pueblos felices,
que dan un especial color a la existencia,
logrando que todo paseo por la vida,
sea una experiencia memorable y grata.
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