creando en ellas la sensación de compartir algo,
quizá tiempo, quizá espacio,
o quizá los engaños
en los que caen las personas más duras.
Como dos velas sin fuego
se contemplan dos seres desnudos,
sin que en su interior,
crezca la llama del amor.
Amor que de pronto
aparece,
y poco a poco crece,hasta que se nota fuertemente
en el corazón y en el vientre.
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