La decrepitud viste de coraza
y cabalga hacia mi cada día
ansiando clavarme su lanza
hasta ahogarme en mi víspera.
y cabalga hacia mi cada día
ansiando clavarme su lanza
hasta ahogarme en mi víspera.
La vida recela de mi dicha,
mientras velo por mi amada,
nuestra unión fue bendecida,
sin llevar una carga pesada.
Yo la increpo adornando mi ira,
mi mano la niega en bocanada,
¡Es que no acepta ser derrotada!
Pues ese el final de toda victoria.
Por seguro en esta vida
le sugiero no dar nada.
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