martes, 5 de marzo de 2019

RODANDO A PUNTO DE CUMPLIR 43 TACOS


La imagen puede contener: J Sergio González Rodríguez, sentada, montando en bicicleta, bicicleta y exterior


En los últimos tiempos no estoy escribiendo mucho en esta página, en parte para centrarme en obras de mayor extensión como guiones o libros, que absorben todo mi tiempo, bueno eso, las cantidad se series de televisión a las que me encuentro enganchado, ahora mismo la última temporada de True Detective, o Los Soprano, que no he visto en su momento y he decidido hacer ahora que ya hace tiempo que está terminada, aunque creo que como suele ser habitual, ya se encuentran preparando una secuela.

Pero no pretende dedicar este artículo a las series de TV, sino a una de esas grandes pasiones que dominaron mi infancia y que ahora que he sobrepasado la cuarentena he decidido retomar: La bicicleta, un vehículo que fue el culpable de algunos de los mejores momentos de mi infancia y que he podido recuperar gracias al programa RODANDO, que me permite subirme todos los lunes a un triciclo para pasarme un par de horas sobre ruedas. Mientras preparo un trabajo más exhaustivo sobre esta nueva actividad, hoy quiero hablar del mero hecho de volver a subirme sobre una bicicleta, mientras pedaleo por diferentes puntos de la ciudad, aunque la mayor parte de los entrenamientos sea en el área pontevedresa de Campolongo.

Hoy solamente quiero dar las gracias a Silvia, a Virginia, a todos los voluntarios que participan en esta actividad, las gracias por hacer de estas tardes de ciclismo todos los lunes sobre ciclos adaptados por la oportunidad de disfrute y deporte adaptado que ofrecen a personas con una discapacidad y que no podrían llevar a cabo de otro modo.

Somos un pequeño grupo que disfruta de la bicicleta y también de unas hermosas y sonrientes tardes y es que solamente tiene uno que acercarse un lunes por la zona para ser testigos de la felicidad que reina en los rostros de todos los participantes. Yo personalmente, nunca imaginé que a punto de cumplir los 43 tacos, iba a poder disfrutar de este deporte, cuando ya mis articulaciones empiezan ha fallarme y el hecho de ir al gimnasio me parece una misión imposible, aunque está palabra no figura en mi diccionario después de cuatro libros y una película, no descarto volver en un futuro; veo en esta actividad la oportunidad de ejercitar un poco mis ya oxidadas piernas y creo que es una lástima no contar con al menos otro día a la semana para poder realizarla. Lo que sí puedo decir, es que cada vez que me subo al triciclo, me cuesta bajar, como el benjamín que se sube por primera vez al tiovivo, como si te quitasen un caramelo sabroso de la boca, antes de que lo puedas degustar del todo, pero a veces, el cuerpo dice basta y uno no tiene más remedio que ceder, mientras se marcha a casa pensando en la próxima cita con la bicicleta; ¿Por qué no me apunté antes a esta actividad? es una idea de me carcome la conciencia un día sí y otro también, pero uno no puede dar marcha atrás en la vida y lo único que puede hacer es intentar no caer en los mismos errores.

He subido a la bicicleta y no quiero bajarme, de pronto siento que un nuevo universo de proyectos e ilusiones se abren frente a mí, excursiones, competiciones, viajes, rutas, marchas, creo que la bicicleta puede ser una arma de ilusión de cara al futuro; hasta he pensado en adquirir una propia, para poder disfrutar con ella de más frecuencia, pero lo único que me lo impide es que en mi apartamento carezco de espacio para guardarla, pero una vez más espero poder llegar a corregirlo más temprano que tarde, pues solamente se vive una vez y no merece la pena despreciar los pequeños placeres de la vida.

Rodando me ha devuelto una porción de felicidad que creía olvidada en el arcón de los sueños rotos y me ha permitido soñar con un mundo sobre ruedas, por ello quiero decir que si el destino no dicta lo contrario, los lunes venideros cualquier persona podrá ser testigo de la felicidad que gobierna mi rostro una vez me subo a este vehículo. Por ahora mi vida ciclista es corta, pero que algún día no sea así, pero mientras tanto voy a ir dando pedaladas para ir abriendo camino hacia este nuevo amanecer.

Este artículo solamente es una mera cara de presentación, el primero de una serie de textos que espero dedicar al mundo de la bicicleta, de forma que lo voy a terminar ya, aunque no sin dar las gracias a todas las personas que un programa como éste sea una realidad en nuestras vidas, porque los que amamos la bicicleta podemos decir que gracias a ellos, somos personas realmente afortunadas. Y dedicarle una vez más un cariño muy especial a la Asociación Amencer Aspace por brindarnos la oportunidad de participar en una actividad como ésta, ¡Gracias!, nos vemos en artículos venideros, donde espero poder seguir hablando del mundo de la bicicleta. 

Nos vemos...

José Sergio González Rodríguez




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