martes, 31 de mayo de 2022

POEMA DEDICADO A LAS PERSONAS CON DISFAGIA

Un Infierno en mi Boca es un  poema dedicado a todas aquellas personas que sufren disfagia u otros problemas de deglución, la obra no busca la maestría sino simplemente reflejar una realidad que sufren muchas personas, aunque ello no sea siempre evidente.
 
UN INFIERNO EN MI BOCA
 
Un infierno en mi boca.
 
Pegado al duro tablero,
 preso por las alas del miedo,
 en lugar del gozo,
 sufro los aires del infierno.
 
cada bocado, cada sorbo,
  viste de oscuro desafío,
reto para este homo,
 cargando su destino.
 
Una invasión en mi esófago,
¡Qué desleal es mi alimento!,
el amo de la saciedad,
es el Dios de mi tormento.
 
Soldados vestidos de frutos secos,
infantes salidos del plato,
tanques de doble consistencia,
bombardean mi esófago,
 
bombas golpeando mi glotis,
mientras toso entre lágrimas.
Me toca lamerme las heridas
en este hades sin fin.
 
Un infierno en mi boca.
 
Músculos esofágicos que se encasquillan,
S.O.S. sin respuesta ante la invasión,
toso, sufro y lloro,
sufre hasta mi humilde corazón,
 
mientras sufro por tragar,
mis fueros a flor de piel,
y lo que hasta ayer era placer,
hoy se vuelve ruda hiel.
 
Busco aliados en el horizonte,
el espesante es mi compadre,
el texturizado me ofrece su escudo,
facilitando mi posible victoria.
 
Gano batallas cada día,
el sudor colapsa mi piel
pero esta guerra no termina
y nadie lo pone sobre papel.
 
Un infierno en mi boca.
 
 
Los dioses castigan inocentes,
disfrutando del sufrir humano,
el atragantamiento de los afligidos,
es gozo de un cielo despiadado.
 
El mal, la enfermedad,
la injusticia,
terquedad del destino
que envenena mi plato,
 
busca mi sufrimiento,
caótico desfile esofágico,
veneno en mis carnes,
miedos en mi alma,
 
orgullo hecho añicos.
Más espesante protector,
baño alimenticio en papilla,
y mi vida, es cruel pesadilla.
 
 
 Un infierno en mi boca.
 
Vierto lágrimas de cristal,
cuando suena la campana
llamando a los comensales,
hoy mi alma, lo pasará mal,
 
mi cuerpo sufrirá a raudales,
como un cuento masoquista,
habitando esta nueva realidad.
¡Esto es muerte, no vida!
 
Es existencia sin sal.
Comer, beber,
castigo, dolor,
látigo del destino,
en la punta de mi tenedor.
 
Cuchara del sufrimiento,
plato del horror,
el enemigo es un espectro,
que violenta mi ego en la mesa,
flagelándome a bocados,
robándome todo placer,
que el ser dichoso,
cuenta a puñados,
a la hora de comer.

José Sergio González Rodríguez 

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