RISCOS DE AZUFRE
En un trasluz de espadas
alunadas,
coincidí con mi ego indomable,
sus ojos asomaron sobre
mis pupilas,
venerando robarme la virtud
amable.
Sentí que mi dermis se
iba ondulando,
Lucifer anhelada mi cruda
manipulación,
me vi penar por los riscos
de azufre,
de no profesar su imperial
constitución,
Y yo, pensando en mi
Dios, Dije;
¡No, eso sería deserción!,
Pues yo de mi Jesús soy
devoto,
¡Deseo ser alumno de su
amor!,
No dejaré caer en saco
descosido,
la Obra que en mí, hizo
el Señor.
Soy consciente de mis
zangoloteos,
de los yerros que hay en
el camino,
pero si tras un ramalazo,
me levanto,
mi fortaleza se crecerá,
ante el destino.
No tengo pavor a la
herida,
de aventajarla, caminaré
más holgado,
no temo a la calumnia,
pue ella, rebota en mi
dorso.
Solamente temo caer en la
calamidad,
siguiendo el evangelio
postizo,
traicionando al Dios de
la santa caridad,
pues yo de usted,
Satanás, nada espero.
José Sergio González
Rodríguez
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