Hace unos jornadas, por el Día de las Fuerzas Armadas tuve la oportunidad de subirme a una moto militar. Dos de las grandes cosas que mi discapacidad se ha empeñado en impedirme fue el de ser soldado y motero; con lo primero podría haber mostrado a mis vecinos el gran amor que siento por la Patria Española y en el caso de la segunda "siento que me pierdo una de las más bellas sensaciones que pudieron haber sido creadas por la mano del hombre", otra de ellas sería la navegación y por desgracia han sido pocas las posibilidades que he tenido de surcar las aguas. ¡Qué lástima, parece que la vida se ha negado a dejarme disfrutar de algunos de sus mayores placeres!, lo siento, pero no se lo puedo perdonar...
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