miércoles, 18 de marzo de 2020

COVID-19

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Dustin Hoffman en una imagen de Estallido.
Somos muchos en España y en muchos lugares del planeta tierra que habitamos, los que en los últimos días debemos permanecer encerrados en nuestras casas desde hace ya cinco días. El motivo, como es conocido es el letal (en muchos casos) COVID-19, al cual no le está temblando el pulso a la hora de estar propagando todo su devastador potencial. Por desgracia, la humanidad no cuenta todavía una vacuna contra dicho bichito (aunque al parecer, los chinos, sus primeras víctimas reconocidas, aseguran estar cerca de dicho remedio), por lo que la única manera de protegerte es el aislamiento. 

Como suele ser habitual en estos casos, el virus ha pasado de causar más o menos indiferencia por parte de la población, ¡quién sabe si de los gobiernos!, ¡una gripe más...! a ponernos a todos contra las cuerdas. "Casualidades de la vida", este virus parece ser que comenzó su andaina en tierras chinas, un país que en los últimos tiempos despuntaban como una de las principales potencias mundiales. Y de ahí, todo este olor a chamusquina. Si realmente todo esto fuese una provocación de occidente hacia los orientales que se escapó de las manos (y soy de lo que piensa así), nos encontraríamos como una de las grandes barbaridades salidas de la mente humana. (¿es que luego se va a probar en África?, sinceramente es posible que ya se halla hecho, ¿los árabes...?).

Las armas biológicas son unos de los métodos más mortíferos con los que contamos en la humanidad y también de las que más se usarán en el futuro. En un mundo en guerra económica permanente, de conflictos religiosos sin sentido que causan miles de muertos, dictaduras, etc, muchos grandes Gobiernos, podrían ver en este tipo de ataques, una manera de imponer un nuevo orden, mientras a base de miedo e histeria pasan dominar una humanidad más dócil. ¿Acojona, no? Pero, el caso es que en una sociedad donde los dioses ya no son una amenaza para nadie, por suerte hoy somos personas estudiadas,  es necesario encontrar nuevos miedos, estos sí reales, a modo de plagas que ayuden a hacernos más dependientes y obedientes al orden impuesto por la tradición. Por que sí, al final seguramente siempre sean los de siempre aquellos que nos aporten la cura. ¿Será otra casualidad?

En un  tiempo, este virus que hoy tanto nos aterroriza, no será más que otra gripe. Tendremos vacuna para ella y en la medida en que las estaciones pasen por encima de la humanidad, todo pasará a formar parte del olvido colectivo. A no ser que de cuando en vez alguna obra de ficción nos vuelva a aterrorizar con otra pandemia. O que surja una nuevo virus en algún laboratorio o por el mal uso de la ciencia, que nos vuelva a poner contra la pared. Entonces el nuevo miedo, hará que el viejo pase a ser una anécdota más... pero por ahora, tenemos que lidiar con ésta y sobre todo proteger a las personas mal vulnerables de su alcance, si no queremos seguir con este río de muertes. Y para ello lo mejor... ¡Quédate en casa!

Por supuesto, esto no son más que conjeturas sin fundamentos, un divagar de miércoles por la tarde tras varios días de  confinamiento en mi casa. Pero a veces las ideas menos verosímiles son las que se hallan más cerca de la realidad ¿no creen?




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