EL CASTIGO
Mi joven
Sara,
Debo
castigarte,
Has sido
mala,
Mal te
portaste.
Anda
jovencita,
Debes
desnudarte,
Que con la
zapatilla,
Debo
pegarte.
-
Yo
no quise,
Papá mal hacer,
Lo sucedido,
Fue sin querer.
La vara voy
a buscar,
Que la
zapatilla es blanda,
No intentas
suplicar,
La braga
debes sacar.
-
Pero
fue él,
Quien me besó.
Mi débil labio,
Sólo correspondió.
Anda,
túmbate,
En la ancha
cama,
Mala has
sido,
Mala, muy
mala.
Y la joven
doncella,
En la cama
se tumbó.
A cada
golpe de vara,
Una lagrima
brotó. (soltó)
Mucho fue
el dolor,
Más el
sufrimiento.
Por dar
rienda al amor,
A tan dulce
momento.
“¡Hay
mujer!
¡Qué pena
das!
Por tu
querer,
Una paliza
recibirás.
Y yo, tu
fiel amado,
De pena
lloro,
Sólo,
desconsolado,
Por el mal
causado.
Y te
dirán…”
¡Subió a la
montaña!
Tu triste
amado,
Una soleada
mañana,
Del mes de
Mayo,
Y su vida
se quitó,
Por no
soportar,
El gran
dolor,
Que te
causó.
-
Hay
papá,
No me pegues más,
No sirve de nada,
Pues no hay mayor dolor,
Que la pérdida del amor.
No me azotes,
Ya tengo sufrimiento,
Por mi amor pedido.
Y dirán…
Su vida
sacrificó,
Por robarte
la inocencia,
Maldijo el
día,
Que de ti
se enamoró,
Y sin
malicia,
El corazón
te robó.
-
Ahora
me toca,
Llanto desconsolado,
No por la paliza,
Sino por mi amado.
Hay, mi amor,
Tu vida as sacrificado,
Por el gran dolor,
Que creías haberme causado.
Mas, no temas,
No te olvidaré,
Yo, con ganas,
Siempre te querré.
No amaré otro,
Nunca te olvidaré,
Tuya siempre seré.
Moriré de pena,
Te honraré con mi vida,
Corta o larga, a ti, entera,
Estará dedicada.
¡Te quiero!
Lo demás, no importa,
Con tu amor,
Con el recuerdo,
Todo se soporta.
Anda papá,
Castígame más,
Cébate conmigo,
Mi amor, se ha ido.
Ya nada importa,
Una vida por otra,
Le amé y le amo,
Hasta el fin del mundo,
El final de los tiempos,
Cuando, juntos los dos,
En el Eterno Paraíso,
Bajo la tutela de Dios,
Nuestras almas se encuentren,
Y entonces compartan
La sensación grata,
Que proporciona el amor. –
Y su asombrado padre,
Dejó de atizarle,
Se vio, mal hombre,
Se consideró cobarde.
Que no supo comprender,
Como el amor surge,
Y cuando esto ocurre,
En su contra,
Nada se puede hacer.
Y entonces lloró,
Sobre el regazo de su hija,
Y por sabandija,
De tristeza murió.
A su hija,
Había maltratado,
Y su felicidad,
Había truncado.
Al amanecer se ahorcó,
Y su hija pronto,
Con tristeza, y serenidad,
El mismo sendero siguió.
Poco tiempo más tarde,
Una mañana soleada,
La pobre mujer,
Se creyó desdichada.
Nada ni nadie,
La consolaba,
Un triste final,
Al caer estaba,
La humillada joven,
Noche y día lloraba.
-
¡Hay,
que será de mí!
No tengo amado,
Sola eN la vida,
Me he quedado.-
-
No
existe consuelo,
Tampoco esperanza,
Sin mi amado, la felicidad,
Me ha abandonado,
¡Qué ofensa habré causado!
¡Por qué me ha hecho esto,
el Dios que me ha creado!
A caso ¡Le he ofendido!
¿Por qué con todos los
posibles destinos, me ha tocado
uno tan cretino?
Esto no es vivir,
Por este sendero,
Yo, no pienso seguir!
¡Vida sin amor,
existencia sin sentido,
Voy a burlar al caprichoso,
Al cruel destino,
Y siguiendo mi voluntad,
Iré a la búsqueda
Del amado mío -
Y de esta manera,
A la cima más alta,
una fría mañana,
sola subió.
Y desde el más alto,
Y halado pico,
Al vacío,
Se lanzó,
Eligiendo su camino,
Por amor
Como su amado
La vida,
Se sacó.
Y de esta manera,
Tan cruel,
Como verdadera,
La pobre Sara
encontró la paz,
Que tanto anhelaba.
Cuando todo se supo
La gente la lloraba,
Conmovida, acongojada,
La muchedumbre,
La acompaño,
Hasta el lugar,
Donde fue enterrada,
Al lado del amante,
Al que tanto deseaba.
A los dos juntos,
La tierra los unió,
Para devolverles,
Lo que la cruel vida,
Tan pronto les arrebató.
Y con todo esto,
La historia se acabó,
No buscar más,
Fue tal como sucedió.
Todo lo que había de decir,
Aquí se contó.
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